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domingo, 4 de julio de 2010

EL ARBOL QUE NO QUERÍA A LOS PÁJAROS (II Parte)

árbol muerto
Pero llegó un día
estando el árbol durmiendo
una pajarita muy fina
cobijándose del viento.

El árbol se despertó
y se puso furioso.
Con tal descaro habló
que la dama contestó
pareciéndose a un oso.

Mañana me marcharé
con el día muy temprano
y de aquí me despediré
después de cantar soprano
y ya nunca volveré.
árbol muerto
Con tu canto tan vulgar
te crees así muy dama
pero a mi no me convences
aunque cantaras nanas.

Y ahora, si te parece
no te cambies ya de rama
y que pueda yo saber
cuando te vas mañana.

¡Qué árbol tan grosero!
¡Qué pájara lunatica!
Estar contigo ya no quiero.
¡Me ha salido una antipática!

Y tirurí tiruró
la pájara se marchó
y esta vez como otras
el árbol solo se vió.

árbol muerto
Los vecinos de aquel lago
no podían sospechar
lo que al poco tiempo
al árbol iba a pasar.

Ahora que tenía
sosiego y tranquilidad
le rondaba un gran perro
que le iba a orinar.

Tanto odiar a los pájaros
y nada podía hacer,
con chucho marrano
no se pudo defender.

Y tan maloliente quedó
por culpa del chucho marrano
que la poca hierba secó
y el árbol no quedó sano.

Ningún pajaro acudió
para espantar los gusanos
y el arbol enfermo murió
sin tener un amigo cercano.
Texto Copyright registrado por autor de este blog.
Foto superior autor Chris Eilbeck en Wikimedia Commons.
Foto central en Wikimedia Commons.
Foto inferior autor Chris Court en Wikimedia Commons.

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