Erase que una castaña
encerrada con sus hermanitas
estaban en una cabaña
esperando ser cocidas.
¡Castañas! ¡Castañitas!
-decía la viejecita-
Y Ana la castaña
saliendo con mucha maña
del puesto corrió a prisa.
¿Dónde me puedo esconder
-decía la castañita.
Al momento empezó a llover
y Ana estaba heladita.
Recordaba a sus hermanas
en el puesto calentitas.
¡Castañas! Castañitas!
De lejos oía gritar
y veía a la anciana
con el palo remover
en la gran palangana
y las castañas cocer.
Yo no quiero ser asada
y tampoco ser cocida.
-decía Ana enfadada.
¡Yo quiero ser distinta!
Transcurrió la larga noche
y Ana buscó una hojita
que le sirviera de arrope
y un cordon de bufandita.
Al día siguiente Ana
pensó que quería ser
un arbol de castañas
y muchas flores tener
en sus troncos
y en sus ramas
con belleza y querer
que todos sus hijitos
puedas llegar a escoger.
Ahora que Ana creció
y es un gran castaño,
su decisión convirtió
a muchas de sus hermanas.
Si en tu pequeño mundo
puedes aún escoger
no menosprecies lo mucho
que puedes tomar de él.
Pues el paso para un futuro
es llegar a ser alguien en él.
Foto superior (castañas asadas) autor L.Miguel Bugallo Sánchez (Lmbuga) en Wikimedia Commons.
Foto inferior (castaño) autor Bruce Martin en Wikimedia Commons.
No hay comentarios:
Publicar un comentario